Se acerca una fecha que, aunque no sea un acontecimiento grande de la población caudetana, siempre ha sido recordado y es un momento de fiesta y de jolgorio: el Carnaval. Esta tradición que en otras localidades de nuestra comunidad autónoma y de el país sí que tiene un carácter profundamente arraigado, llegando a ser hasta las Fiestas mayores de algunos municipios.
Anteriormente, cuando Paca "la culona" (Francis Franco), dicha festividad no se celebraba. La Iglesia, omnipotente y estandarte de la moral y lo que está bien, veía el Carnaval como casi una invocación al diablo y al pecado. El gentío enmascarado, escondiendo sus identidades, haciendo broma y sátira, con caretas deformadas y sus sonrisas macabras, y sobretodo, que la gente se reuniese en procesión y multitud sin sacar a ningún santo ni virgen por las calles; no le gustaba al régimen nacional-católico. Eso pasó, y aunque en muchos pueblos de España nunca existió la tradición de celebrar el carnaval, poco a poco se ha ido extendiendo siendo una muestra del calor popular, el desenfreno y la carne.
En Caudete se reúnen los grupos de amigos para salir disfrazados de algún traje que habrán comprado en "los chinos" por quince euros, pero también los hay que llevan semanas currándose un traje original, llamativo y, lo más importante, gracioso y estrafalario. Salen estos jóvenes y no tan jóvenes, después de una cena mojada con buena ambrosía, a la calle para concentrarse en la Plaza del Carmen y tras la reunión salir con las bandas y charangas en tropel por las calles del pueblo, finalizando, como de un tiempo a esta parte se ha venido haciendo, en un local puesto a disposición por el Ayuntamiento. Allí se realizaba el concurso de disfraces con sus respectivos premios y había una barra con precios populares que algún beneficio se sacaba. Pero ahora, con los amiguetes de Paquita y la moral cristiana, no se nos deja al pueblo caudetano disponer de un local público, pagado por todos nosotros, como es la Sala. La excusa es que la última vez quedó muy deteriorada y se armó mucho "follón", pero lo que han conseguido es que la celebración del Carnaval en nuestra localidad pierda fuelle y no sea tan espectacular e intenso como otros años.
Desde estas líneas hago un llamamiento a los músicos que toquen en el pasacalles del próximo 18 de febrero y a los participantes de este para acudir a la casa de nuestro queridísimo alcalde JM Mollá para darle una serenata y dejarle claro que, lo mejor de nuestro Carnaval, para muchos, es la fiesta tras el desfile, siendo este un mero trámite y paseo desde la plaza del Carmen hasta el local donde se celebraba la fiesta y el concurso de disfraces.
Sin más, y esperando que la gente reaccione, me despido.
MisterBDoble
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